paz y la sigue, debe preguntarse si ha tenido alguna experiencia personal con el Dios de paz. La diferencia entre un cristiano normal y un pacificador es que el primero suele hablar de Dios, de Su obra y de Su paz, el segundo vive al Dios de paz de tal modo que no necesita palabras para hablar de su paz. El Espíritu confirma al creyente su condición de hijo de Dios (Ro. 8:16). La paz íntima se experimenta ante la certeza de que Dios puede dar a sus hijos todo cuanto necesiten, ya que les ha dado
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